

Compromiso. Algo raramente entendido en esta sociedad en la que lo mejor es dejar las cosas a medias. El compromiso es claramente inherente a la responsabilidad. Si no eres capaz de comprometerte a algo, sé responsable y no te comprometas. Pero no es lo predicado en la actualidad. Cuanto más puedas abarcar, más éxito tendrás. Y se busca ese éxito a cualquier precio, incluso destruyendo las bases para conseguirlo. Abarcar quiere decir poder. Si no se puede hacer del todo, no se está abarcando y por lo tanto el éxito es inalcanzable. Por no hablar del compromiso en las relaciones. Una generación expuesta a fenómenos mediáticos como Sex and the city o Queer as folk. Y que sólo se queda con la superficialidad de ambos. Miran el amor y sólo ven el sexo. El resultado no podía ser otro que sentimientos estirilizados, antisépticos. Pero no es posible culpar a unas series de televisión. Iría en contra de mis principios, así que ¿a quién culpamos? ¿A quien no sabe comprometerse o a quien acepta la frialdad del no-compromiso? Sólo nos queda esperar que todas estas tonterías saldrán por la ventana en el momento en que notemos (como diría Rihanna) that crazy lil' thing called love.
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