viernes, 29 de junio de 2007

Un globo, dos globos, tres globos.


Me siento como un globo de helio. Hinchado y vacío. Y ese vacío que siento es doloroso precisamente por no ser vacío real. Los globos se llenan de aire. Yo me lleno con pensamientos nocivos. Conocidos popularmente como rayaduras de cabeza. Voces castradas enrarecidas con helio se oyen en mis entrañas y me lanzan mensajes contradictorios que sólo ayudan a aumentar el vacío. Y me sigo llenando. Y aún así no consigo flotar. No puedo huir. Una cuerda de colores me amarra al suelo. Me amarra a la realidad. Pero los pensamientos nocivos siguen hinchándome. Y llega un momento que los globos explotan. Y me gustaría saber cuando voy a explotar yo.¿Cómo sabemos cuando lo suficiente es ya suficiente? Supongo que la respuesta radica en la dignidad.


Releyendo lo que acabo de escribir, me doy cuenta de que es posible exagerar el vacío (ser una reina del drama). Pero los males concernientes al corazón, o al cerebro quizá, a cualquiera que sea el centro que controle las pasiones, los sentimientos amorosos y demás problemas humanos por excelencia, son siempre los que más duelen.

martes, 26 de junio de 2007

Cuatro mitades

La imposibilidad lingüística y que en matemáticas equivaldría a dos enteros a la que el título hace referencia es una idea en la que podemos basar el sufrimiento del humano primermundista. Una vez que el sustento, el refugio y demás derechos humanos que siguen pareciendo exclusividades humanas, están cubiertos, el hombre se preocupa por cuatro asuntos en su vida: el éxito o reconocimiento profesional, el ocio y las amistades, el amor y el sexo y la interioridad. La broma del destino es que ni cubriendo el 75% (tres de las cuatro mitades) la satisfacción reina en nuestra vida. El afán del ser humano de querer más cada vez se individualiza y personaliza en ese ansia destructiva de tener una existencia perfecta. Hace que sólo podamos pensar en aquello que nos falta, aún cuando lo demás es ya perfecto. Y mi duda es: una vez cubiertas las cuatro mitades, ¿se es feliz o se descubre una quinta mitad cuya existencia desconocíamos? Sea como sea, es indudable que el ser humano seguirá intentando redondear la jugada. Continuarán los esfuerzos por aunar las cuatro mitades.

sábado, 23 de junio de 2007

Muros de carga


El que no haya estado enamorado que tire la primera piedra. No quien no haya amado. No es lo mismo el amor que el enamoramiento. Especialmente cuando no se es correspondido. El amor no correspondido se interpreta como una tragedia (lo que posiblemente es) y se acepta como tal. Pero el enamoramiento no correspondido suele comportar la técnica de golpearse la cabeza contra un muro. Contra un muro que no se puede derribar. Contra un muro de carga. Cada intento por hacer que esa persona repare en nosotros, por hacer que vuelva a sentir como antes, por hacer que nos otorgue una nueva oportunidad es un nuevo golpe contra el muro. Cuando lo que hay que hacer es escalar ese muro. Pasar al otro lado y continuar con nuestro camino. Pero muchas veces somos Humpty Dumpty. Sentados encima del muro. Esperando las inciertas promesas de un rey o una reina por los que lo hemos dado todo. Y sin poder bajar. Para acabar como él: rotos. Rotos por los golpes contra el muro.

jueves, 21 de junio de 2007

Con la cabeza levantada


To all those who can't be proud.


Me encanta actuar. Sentir la energía de un público que espera cada palabra que sale de tus labios es increíble. Y creo que lo que me gusta de actuar es que sé diferenciarme de los personajes que interpreto. Porque es en la vida, donde se da vida al papel más importante: a uno mismo. Fingir ser otra persona es divertido porque sigues conociéndote. Pero ser otra persona es devastador porque dejas de saber quién eres. De eso se trata el orgullo. Muchos heterosexuales y demasiados homosexuales menosprecian el orgullo argumentando que no hay un orgullo hetero, que no podemos estar orgullosos de ser gays porque no lo elegimos. No he sufrido acoso escolar (no que fuese preocupante al menos) por ser gay. No he hecho nada considerado ilegal por mi sexualidad. Pero tuve que ser alguien que no era yo. Y llegar a ser yo mismo es suficiente motivo para estar orgulloso, para salir a las calles a celebrar lo que hemos conseguido, para salir a las calles a reclamar lo que aún nos queda por conseguir. Quizá no pueda estar orgulloso de ser gay. Fue una coincidencia, destino, como quiera llamarse. No hice nada para serlo. No fue el resultado de mi trabajo. Pero estoy orgulloso de ser el hombre gay que soy. Estoy orgulloso por haber dejado de ser otra persona. Estoy orgulloso de mi orgullo.


Una semana para el día internacional del orgullo LGTBS.

martes, 19 de junio de 2007

Animales Heridos

Hay heridas que se ven y otras que no. Y las segundas suelen ser las más dolorosas. Porque las heridas que se ven, una vez cicatrizadas dejan de doler, pero las cicatrices de las heridas que no se ven se empeñan en recordar lo que las causó. Las heridas que se ven marcan nuestra piel como un mapa, las que no cargan nuestra mirada de dolorosa sabiduría y en los peores casos del deseo de dejar de aprender. Porque todas las heridas nos enseñan. Y aún así seguimos viendo las heridas como una entrada para el miedo. Las viejas heridas y el temor que provocan nos paralizan y nos impiden herirnos de nuevo. Pero si no podemos hacernos daño, no podemos aprender. El aprendizaje humano funciona como la mano que tantea en la oscuridad en busca del interruptor, chocando repetidas veces contra la pared. Las heridas recientes nos dejan en un estado de oscuridad total. Pero si somos suficientemente pacientes y dejamos que nuestros ojos o nuestra alma se acostumbren a la oscuridad y al dolor, llegará un momento en el que veamos lo suficiente como para encender la luz de nuevo.

lunes, 18 de junio de 2007

La vida en dibujos animados

El título del indefinible disco del genial Mika me sirve como título de la entrada de hoy. Vivir en unos dibujos animados. Poder ser quien quieras, Grace Kelly, por poner un ejemplo. Vivir en un mundo lleno de piruletas abierto a la propia interpretación. Un mundo en el que fuese obligatorio amar hoy. Donde poder relajarse y tomarse las cosas con tranquilidad. O cualquier otro mundo. En el que Billy Brown retoce con su amante y las chicas grandes estén seguras de su belleza indiscutible. Un mundo con hombros sobre los que llorar. Un mundo en el que los ring ring de los teléfonos se queden atrapados en la mitad de algo. Y sobre todo, un mundo con un final feliz.

Welcome to the life in cartoon motion.

viernes, 15 de junio de 2007

¡Gané al ta-te-tí!

Las palabras que dan título a esta entrada son pronunciadas por Manolito, el amigo de Mafalda, cuando gana al tres en raya (ta-te-tí en argentina, es de suponer). La gracia de la tira cómica es que en la última viñeta vemos que el adversario del orgulloso ganador es Guille, el hermano pequeño de Mafalda. He pensado mucho en la competitividad esta semana en la que me he examinado de Selectividad. Cerca de 4000 personas mantuvimos una batalla encarnizada para conseguir cursar los estudios deseados. Como comentario aparte, diré que es un examen en absoluto temible y que los tres días que dura, han sido muy divertidos. Pero hay gente que se lo ha tomado más en serio que yo. Porque lo necesitan para cumplir sus expectativas de futuro. Y la competición es realmente dura. Ser el mejor en algo siempre sienta bien, pero ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por ello? Amistades, historias de amor, lazos familiares, todo tipo de nexos de unión entre personas han sido violados en nombre de la competición. Se han perpetrado vidas humanas por ella. Pero, ¿sigue mereciendo la pena la recompensa, cuando el precio a pagar es tan alto? En esta cuestión, opino prudente seguir las enseñanzas de un monje que vendió su Ferrari: No hay nada noble en ser superior a otra persona. La verdadera nobleza radica en ser superior a tu anterior yo. Ese es nuestro mayor adversario, el bagaje de nuestro pasado, que no nos permite mejorar y nos convence de que superando a otros, no necesitamos superarnos a nosotros mismos.

lunes, 11 de junio de 2007

¿La belleza está en...?

Uno de mis programas favoritos es No te lo pongas en donde Stacy y Clinton insultan a una pobre desgraciada que no tiene ni idea de cómo vestir. ¿Sirve de algo vestir bien, o ser hermoso, o cualquier otra exterioridad acertada? Nos guste o no, vivimos en una sociedad en la que la imagen es muy importante. Aunque sea sólo para mejorar la propia autoestima, tener una buena imagen es esencial. También algo tipo FengShui, si hay orden exterior, habrá orden interior.

sábado, 9 de junio de 2007

Al borde...

... de un ataque de nervios. Ponerse nervioso es una constante en casi cualquier vida humana (también animal, pero no es el caso que nos ocupa). ¿Por qué nos ponemos nerviosos ante una cita, un examen o algo de similares características? ¿Por el miedo a no poder predecir el resultado? ¿Por el miedo al cambio? Quedando tan poco tiempo para que me examine de la temida (el miedo parece ser un leitmotiv en el análisis de los nervios) SELECTIVIDAD, me es imposible no pararme a pensar en este hecho. Porque sí, estoy nervioso. Y no acierto a explicar por qué. Tengo una media bastante buena, no necesito nota en el examen y suelo saber defenderme ante el papel en blanco. Pero estoy nervioso. Y esa es mi duda, el nerviosismo ¿es un sentimiento o una convención social? ¿Estoy nervioso porque lo estoy o porque debería estarlo? Teniendo en cuenta que no a todo el mundo le preocupan las mismas cosas, llegaríamos a la conclusiónde que los nervios son personales e intransferibles. Pero no lo son. Los nervios son directamente proporcionales a la cantidad de nervios ajenos en contacto con los propios. Sin nada en claro, cierro esta entrada que me tengo que hacer una tila.

viernes, 8 de junio de 2007

Yo lo sé bien

Platón, siendo tan listo como era, creía en el intelectualismo moral. Estaba convencido de que el simple hecho de conocer el bien implicaba el actuar bien. Sí, de nuevo el tema de la ignorancia:
http://plumifero.blogspot.com/2007/06/ojos-que-no-ven.html

Pero es que no tengo nada claro. Sabemos que conocer el bien, no siempre implica hacer el bien. Y también sabemos que no conocer el bien y el mal (aunque sean subjetivos) implica que las acciones no tendrán repercusiones morales. No puedo arrepentirme de robar si no sé que robar está mal. Quizá a eso se refería Platón. Cuando conozco el bien, no siempre actúo bien, pero sigo sabiendo cómo debería haber actuado y esa discordancia producirá malestar (si tenemos conciencia) y nos impulsará al bien, una vez nos encontremos ante la misma situación.
De lo que se deduce que el que conoce, alcanzará la virtud. Así que mejor será que sigamos buscando los saberes universales.
http://es.wikipedia.org

jueves, 7 de junio de 2007

Damiselas en apuros

Ruggiero rescató a Angélica, San Jorge rescató a la princesa. Históricamente, el rescate ha sido un acto machista en el que la mujer, completamente impotente, esperaba la llegada del macho que la salvaría. Pero haciendo un ejercicio de abstracción hasta ver el acto en sí mismo ¿Por qué la idea del rescate es tan atractiva? ¿Deseamos secretamente ser rescatados? En una sociedad en la que valerse por uno mismo es signo de éxito y control personal, desear ser rescatado es simplemente vergonzante, especialmente, por lo ya citado, para las mujeres. Porque pensando en el rescate hay que analizar inmediatamente las propias ideas acerca de la esperanza. ¿Cuánto deberíamos esperar a ese caballero andante de la brillante armadura en su caballo blanco? Porque quienes mantuvieron la esperanza fueron recompensados, recompensadas en este caso: Penélope esperó a Ulises, Rapunzel esperó al príncipe ciego. Pero hubo quien esperó sin resultados: el amor de Ofelia no pudo más que los deseos de venganza del príncipe danés, la Sirenita murió por no matar al objeto de sus amores, Melibea se suicidó cuando Calisto murió. Quizá el secreto esté en saber rescatarse a uno mismo.

miércoles, 6 de junio de 2007

Crazy Lil' Thing

Esa pequeña locura a la que hace referencia el título, es claramente el amor. Realmente se pueden hacer locuras por esos momentos de intensa felicidad. Desde llevar el pelo como a él le gusta, hasta pasar las horas muertas disfrutando de las mariposas en el estómago. Y lo más complicado es explicar este sentimiento o por qué lo sentimos. Porque el amor suele dejarnos sin habla, sin respiración, sintiendo la más terrible de las impotencias, al darnos cuenta de que nos embarcamos en conductas autodestructivas y no podemos (ni queremos) evitarlo. Por todo ello lo único que podemos esperar es que tal y como los Beatles predicaron: All you need is love.

martes, 5 de junio de 2007

Uno

¿Puede alguien creerse que existen tantas conciencias individuales como seres humanos en el planeta? Según esto, todos somos diferentes. Nunca encontraremos a una persona tal y como nosotros. Puede que por eso, la idea de un "alma gemela" está tan extendida. Si encontrasemos a alguien exactamente como nosotros, hallaríamos la felicidad completa e instantánea. Si fuese verdad, seríamos felices con la persona que es igual a nosotros mismos: nosotros mismos. Y por mucho que nos pese, nuestra unicidad no siempre garantiza felicidad, ni siquiera alegría. Y es porque estamos acostumbrados a tenernos. Hace falta volver a la infancia, al descubrirse a uno mismo constantemente. A ese estado de sorpresa interminable. Para alcanzar el objetivo primordial, en mi existencia al menos, la felicidad.

lunes, 4 de junio de 2007

Sí, quiero




Compromiso. Algo raramente entendido en esta sociedad en la que lo mejor es dejar las cosas a medias. El compromiso es claramente inherente a la responsabilidad. Si no eres capaz de comprometerte a algo, sé responsable y no te comprometas. Pero no es lo predicado en la actualidad. Cuanto más puedas abarcar, más éxito tendrás. Y se busca ese éxito a cualquier precio, incluso destruyendo las bases para conseguirlo. Abarcar quiere decir poder. Si no se puede hacer del todo, no se está abarcando y por lo tanto el éxito es inalcanzable. Por no hablar del compromiso en las relaciones. Una generación expuesta a fenómenos mediáticos como Sex and the city o Queer as folk. Y que sólo se queda con la superficialidad de ambos. Miran el amor y sólo ven el sexo. El resultado no podía ser otro que sentimientos estirilizados, antisépticos. Pero no es posible culpar a unas series de televisión. Iría en contra de mis principios, así que ¿a quién culpamos? ¿A quien no sabe comprometerse o a quien acepta la frialdad del no-compromiso? Sólo nos queda esperar que todas estas tonterías saldrán por la ventana en el momento en que notemos (como diría Rihanna) that crazy lil' thing called love.

domingo, 3 de junio de 2007

Demasiado tarde

Posibilidad. Un concepto matemático actualmente inseparable de nuestras vidas. Algo que los gallegos parecen dominar a la perfección. Lo más terrible que tiene esta idea es el resto que deja una vez que la acción ha pasado. El famoso "¿Y si...?" que puede reducir la existencia a la mera repetición de los errores del pasado. Porque todo el mundo ha deseado en algun momento volver atrás en el tiempo para cambiar algo. Hacer que las manillas del reloj retrocedan su curso para enmendar el fallo que nos atormenta en el presente. Presionar rewind en el VHS de nuestras vidas e incluir algún nuevo fotograma que haga que la película tenga un final feliz. Y todo esto es sin embargo imposible. Con lo que volvemos a la posibilidad. Imposible quizá sea la palabra más cruel de todo nuestro diccionario. No hay ningun término que reduzca tanto una vida humana. La nada excluye la vida, pero el imposible la aisla de todo lo que se quiere conseguir. Para dejar de temer los errores del pasado y saber que no hay nada imposible no hay mejor opción que echar un vistazo a la historia. En 1342 era imposible que un tren alcanzase los 200 kilómetros por hora. En 1747 era imposible que un negro y un blanco se sentasen juntos en un carruaje de caballos. En 1903 era imposible que dos hombres contrajesen matrimonio. Y así la perspectiva histórica nos hace comprender que los imposibles y los fallos pasados son sólo temporales.

sábado, 2 de junio de 2007

Ojos que no ven

Si un árbol cae en mitad del bosque y no hay nadie cerca, ¿hace ruido? Si nadie recuerda un hecho, ¿sucedió realmente? Hay ciertas cosas en este mundo o en esta vida que nos hieren. ¿Es la ignorancia un método para protegernos del dolor? Hay gente que prefiere la Verdad, por hiriente o dolorosa que sea. Otros son más felices viviendo en una verdad encubierta que les protege. ¿Qué es la Verdad, después de todo? ¿Podemos alcanzar una verdad universal, o estamos condenados a naufragar en un oceáno de verdades individuales, relativas y subjetivas? Me vienen a la cabeza las palabras de Albus Dumbledore en el primer tomo de las aventuras del joven mago de sobras conocido. La verdad es algo terrible y hermoso. Realmente la Verdad, y más concretamente, la realidad, es algo terrible. La simple constatación de una sospecha, un pálpito, una corazonada. Esa transición del mundo de lo incorpóreo, de lo etéreo a la fría realidad puede destrozar almas. ¿Quién no ha sentido en sus carnes el desgarrador abrazo de la realidad no demandada? ¿Quién no ha recibido las estocadas de la Verdad traicionera? Sin embargo, es algo hermosísimo. No hay mayor grado de conocimiento que la Verdad. Ser sabedor de la veracidad de un acontecimiento da confianza, entereza, la posibilidad de seguir adelante. Sócrates sólo conocía su ignorancia. Y era suficiente. Porque el conocimiento, por ínfimo que este sea, es una conexión a la realidad, a la Verdad. Por todo ello, me es tan difícil dilucidar las capacidades protectoras de la falta de conocimiento, de esas mentiras piadosas, de esas mentiras no piadosas, que destruyen vidas a cambio de conservar otras. Personalmente, prefiero conocer. Pero no sabría qué razones argumentar al defender mi postura. Quizá, la autonomía, la responsabilidad que la Verdad ofrece. La garantía de contar con la información necesaria, para considerarte dueño de tus actos.

Un cuarto de hora

Todas las acciones humanas estás dirigidas a un mismo fin. No es el amor, no es el arte, no es el mal ni el bien. Ese fin es la permanencia. O lo que es lo mismo, la fama. Muchos son los que han buscado con ahínco el veleidoso beso del reconocimiento a gran escala, bien honradamente, bien no tan honradamente. ¿Y por qué exactamente? Es el viejo deseo de vivir para siempre. De permanecer en el recuerdo. De no ser nunca olvidado. Y si en el camino se alcanza el poder, la riqueza u otros jugosos beneficios del juego de la celebridad, mejor que mejor.
Pero ¿qué placer se puede obtener de la fama? ¿Se busca la fama para alcanzar dichos beneficios o ella en sí misma es una fuente de autosatisfacción?
De cualquier modo, queden para reflexionar las palabras del existencialista Camus:"Es muy fácil obtener fama pero es muy difícil merecerla".

viernes, 1 de junio de 2007

Crimen y ¿castigo?

Lo que va, vuelve. ¿Es cierto el concepto de retribución kármica? ¿o es sólo algo inventado para hacer que nos comportemos? En este asunto en particular, me posicionaré inmediatamente. Yo creo en el karma. No en el karma según las tradiciones hinduistas, budistas o jainistas, sino más bien en el karma según Me llamo Earl o la canción de Alicia Keys. Cada acción que realizamos, tiene una consecuencia inmediata, al menos a nivel interior. No sé si una mariposa volando en Japón, provocará tornados en Estados Unidos. Pero sé que tras cometer una mala acción, es muy posible sentirse mal. Y también es posible sentirse bien. Pero en cualquier caso, ese sentimiento es una consecuencia de la acción. De todos modos, a gente buena le suceden cosas terribles, y hay gente mala que triunfa en la vida, pero supongo que es una cuestión de la convención social más grande (con la excepción del bienadorado lenguaje): el tiempo. Que un acto y su consecuencia disten en el tiempo más de lo que a la mayoría de los humanos nos gustaría, no significa que el karma haya perdido las cuentas, sino que se lo toma con calma. Pero what goes around, comes around.