jueves, 31 de mayo de 2007

Esa llama interior


No puedo creer que haga casi una semana del concierto de Beyoncé y aún no haya dicho nada al respecto. Fue simplemente orgásmico. Es extraño pensar que tanta energía pueda salir de una sola persona. Y es que la energía en sí es algo extraño. Puede que Red Bull te de alas pero no creo que haya ninguna fórmula mágica para darnos energía, ninguna panacea capaz de suscitar un cambio tan sustancial en nuestro ánimo. No obstante, opino que ese cambio puede ser propiciado por nuestras propias entrañas. Ya no sólo la fuerza de voluntad, el valor u otras aptitudes para la vida, sino las mismas ganas de vivirla. La gente con verdadera pasión por la vida no abunda. Supongo que porque no sabemos dónde buscar esa pasión. En mi humilde opinión, esa llama interior se enciende con las pequeñas cosas de cada día. Tener un motivo para sonreir es suficiente motivo para hacerlo. Haber tenido un motivo para sonreir es suficiente para seguir haciéndolo. Hay estudios que demuestran que sonreir ayuda a alegrarse, a interesarse por las cosas. Si todo el mundo sintiese esa pasión, esas ganas de sonreir, la tierra sería un lugar mejor.
El concierto de Beyoncé, por ejemplo, me ayudó a sonreir durante un buen rato. Así que buscando pequeños motivos por los que sonreir, llegaremos a tener grandes motivos por los que soltar unas carcajadas.

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