Al rechazárseme como candidato a la donación de sangre, debido a una sesión de acupuntura de menos de cuatro meses de antigüedad, me he parado a pensar en las heridas, en las que se ven y en las que no. He recordado una tira cómica de Mafalda en la que la niñita tras ver a unos infantes pidiendo limosna, le pregunta a su madre cómo puede ponerse una tirita en el alma. Las heridas a las que me voy a referir están relacionadas con un tema mucho más frívolo y que sin embargo, ha sido el leitmotiv de las pasiones humanas y por lo tanto de la historia de la humanidad: el amor como fuente de dolor. Bien sea por rechazo, por la pérdida de la pasión, por un desengaño, por una infidelidad... queda claro que el amor puede causar heridas. Y debido a que ni el mejor cirujano cardiotorácico del mundo (Preston Burke por ejemplo) es capaz de coser la delicada membrana del ánimo que recubre nuestros corazones, debemos buscar medicina alternativa. Y me vuelve a servir el ejemplo de la acupuntura: si conseguimos dilucidar cuáles son las agujas que van a hacer que fluya nuestro chi emocional, aún en las peores condiciones, dejaremos de temer las heridas causadas por el simple hecho de pertenecer a la especie humana. Porque si hay algo que es cierto como que hay sol, es que nadie se libra de esas "heridas invisibles". Y opino que es algo a agradecer pues el dolor es uno de los mejores maestros, siempre, eso sí, que no sea tan dañino como para hacerte dejar el curso a mitad. Algunas de esas agujas pueden ser amistades, familiares, velas antiestrés e incluso una buena lectura regeneradora. Lo que está claro es que estas soluciones son personales e intransferibles. Así que, siempre que sepamos qué remedios nos funcionan para los dolores del alma, tendremos mucha más seguridad al entregar nuestro corazón y exponernos a que lo destrozen en una orgía de casquería.
Comentario a mi anterior entrada "De la sociabilidad humana":
En reflexiones posteriores he llegado a la conclusión de que una gran explicación es la que Mary Alice da en un episodio de Mujeres Desesperadas: "Los seres humanos están diseñados para muchas cosas, pero la soledad no es una de ellas."
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